La vitamina C es una vitamina soluble en agua y cofactor esencial para la síntesis de colágeno, carnitina y el metabolismo de las catecolaminas (como la adrenalina o la dopamina) así como para la absorción de hierro dietético. El ser humano no es capaz de sintetizar vitamina C, por lo que se obtiene estrictamente a través de los alimentos, en especial frutas y verduras frescas.
La acerola, el fruto del arbusto Malpighia glabra L. es una de las principales fuentes de vitamina C de la naturaleza, con un aporte de entre 1.000 – 2.300 mg por cada 100 g (dependiente del suelo, la recolección, la climatología…). También aporta hidratos de carbono, provitamina A, ácido pantoténico, tiamina, riboflavina, polifenoles, taninos, flavonoides, antocianinas y otros fitonutrientes. Esta compleja composición nutricional confiere al fruto acerola y su jugo, propiedades antioxidantes y de apoyo al sistema inmunitario.
Un aporte extra de vitamina C natural, que ayuda:
- La protección de las células frente al estrés oxidativo
- Contribuye al buen funcionamiento del sistema inmune
- El normal funcionamiento del sistema inmunitario y nervioso
- La formación de colágeno, proteína estructural por excelencia, que contribuye al normal funcionamiento de los vasos sanguíneos, los huesos, los cartílagos y la piel.