Los huesos sanos están compuestos de calcio; sin embargo, antes de que el calcio se pueda incorporar a la matriz ósea, es necesario construir esta importante estructura ósea. Tanto la vitamina D3 como la K2 son parte de este proceso de construcción, que también requiere el apoyo de otros nutrientes clave como el colágeno y la vitamina C.
La vitamina K es una de las encargadas de lograr que nuestro organismo utilice de forma adecuada el calcio; es por eso que al no tener niveles adecuados de vitamina K2, tu organismo utilizará de manera desordenada el calcio, ocasionando calcificaciones en las arterias y en los riñones. Además, la vitamina K2, es producida a través de la fermentación de los alimentos en el estómago, pero no cualquier alimento, esencialmente:
- Pescados.
- Quesos, gracias a las bacterias generadas en los derivados de la leche, los cuales propician la fermentación.
- Huevos.
La Vitamina D3 también participa en la absorción del calcio, además de mejorar el sistema inmune, gracias a que mejora la señalización celular, evitando así el ataque de las células sanas, lo que se conoce como enfermedades autoinmunes, es por eso que se considera que la vitamina D3, es ideal para combatir estas enfermedades.
Pero definitivamente, su función más importante, es la de acelerar la síntesis correcta del calcio, logrando así tejido óseo nuevo, necesario para mantener huesos sanos y fuertes.
Otras razones por las cuales la vitamina D3 se ha vuelto tan popular, es que es necesaria para mantener la salud del sistema nervioso y del corazón, ya que es capaz de:
Darle mayor flexibilidad a las venas, para evitar el endurecimiento y los problemas cardiovasculares que esto ocasiona.
- Mejora el estado de la piel y las mucosas, pues participa en la regeneración celular, motivo por el cual es conocida como una vitamina que combate el envejecimiento.
- Mejora el estado de las neuronas, evitando así su envejecimiento, el deterioro de la memoria y la concentración.
- Fortalece el estado de ánimo.