La edad escolar es una de las más susceptibles para el sistema inmunológico, ya que los alumnos todos los días están expuestos a virus y bacterias, suciedad, contaminación, cambios climáticos, mala alimentación y estrés. Esta es una realidad preocupante para muchos padres de familia que buscan proteger a sus hijos de los factores de riesgo, así como de enfermedades y ausentismo en las aulas.
Si lo que queremos es que nuestros pequeños estén lo más saludables posible, mantener una buena alimentación y una vida activa será de gran ayuda. El sistema inmunológico es el que nos mantiene sanos la mayoría del tiempo.
Para reforzar el sistema inmunológico, las verduras siempre serán indispensables. Son alimentos que mejoran la inmunidad y promueven la reparación y la síntesis del ADN. Además, contienen muchos antioxidantes que ayudan a mejorar y a desarrollar el sistema inmunológico. También es una fuente muy potente de vitaminas y minerales como el zinc, el ácido fólico y el hierro. Y lo mejor de todo es que puedes prepararlas en un menú variado de comidas para tu hijo.
Las partes del sistema inmunológico se componen de muchos órganos y células, en el que los glóbulos blancos o leucocitos son los protagonistas en esta protección. Los diferentes tipos de leucocitos se especializan en atacar diferentes bacterias y gérmenes que atacan al cuerpo. Por ejemplo:
- Los fagocitos. Absorben y devoran la mayoría de los organismos que invaden el cuerpo.
- Linfocitos. Son los que identifican quienes son los invasores y da la orden al cuerpo para destruirlos.
- Neutrófilos. Combaten cada una de las bacterias que afectan el cuerpo.
- Linfocitos B y T. Nacen en la médula ósea, en donde permanecen hasta que llegan a madurar y se convierten en linfocitos B o pueden optar por viajar hasta el timo y convertirse en linfocitos T. Entre ambos, localizan a los invasores, los inmovilizan y los atacan.