En su contenido destacan los alquilgliceroles, compuestos relacionados con la producción de glóbulos blancos en la sangre que juegan papel fundamental en el sistema inmune (de defensas) del organismo.
Por ello, es común utilizar el aceite de hígado de tiburón para:
Fortalecer el sistema inmunitario, promover la salud cardiovascular y aportar al organismo máxima protección frente al estrés oxidativo que acelera el envejecimiento celular.
Como complemento vitamínico: por su contenido de pristano, triglicéridos, alcoholes grasos y vitaminas A, E, D.
Muchos de sus beneficios se relacionan con los ácidos grasos Omega 3 que contiene, ya que el organismo del ser humano no puede producirlos. Estos ácidos disminuyen el dolor e hinchazón, lo que puede explicar por qué el aceite de hígado de tiburón es eficaz para afecciones de la piel (acné o psoriasis, por ejemplo) y hemorroides; además, se trata de ácidos que retardan la coagulación sanguínea, lo que podría hacer útil al aceite de hígado de tiburón en el tratamiento de algunas enfermedades del corazón.
A nivel cosmético, el uso de este aceite es frecuente gracias a su contenido de escualeno, sustancia que ha demostrado alta capacidad para suavizar la piel mediante fórmulas que no la dejan grasosa, así como en aquellas destinadas a la restauración de los aceites naturales del cutis que es expuesto al sol, viento, polvo y contaminación.