La lisina presenta capacidad antioxidante y es componente de las proteínas. Por lo tanto, es necesaria para la construcción de masa muscular, recuperación de lesiones y heridas, producción de hormonas, enzimas y anticuerpos. La deficiencia de lisina genera fatiga, náuseas, anorexia, irritabilidad, anemia, alteraciones en la fertilidad y limita el crecimiento.
Las legumbres cuentan con un elevado valor nutricional, siendo una fuente de proteína vegetal inmejorable. Vas a encontrar lisina en alimentos tradicionales como las lentejas, los garbanzos y las judías, pero también en otros de los que han llegado pisando fuerte últimamente como el tofu o el tempeh.
Además de estos, ciertos frutos secos, granos y semillas van a aportarte igualmente este aminoácido. A esos efectos, la quinoa es uno de los superalimentos que más nutrientes va a aportarte y la lisina está entre ellos. Los anacardos, el amaranto, las semillas de calabaza o los pistachos son alimentos ricos en lisina igualmente.
Aunque son muchos sus beneficios para el organismo, si añades un complemento a base de este aminoácido a tu dieta, tu salud saldrá ganando principalmente en la medida que:
Previene la osteoporosis
Trata y previene las úlceras bucales
Reduce la ansiedad y el nerviosismo
Mejora el funcionamiento del sistema inmunitario